Impaciente es el que te hace volar, el que no se cansa de llevarte a las alturas.
No eres tú, es otrx, no eres nadie y eres alguien. Ni cuando estás cayendo.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
No sientas nada, no sientas todo, no sientas demasiado, ni por debajo de tus ceros.
Quiero que desbordes todas y cada una de tus estaciones.
Los días él, los días ella, los días elle.
Desborda todo tu cuerpo, todo tu mundo: inseguridades, miedos, la falta de oxígeno o el exceso de ello.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
Mira tu océano y dale una patada, rompe las reglas de la gravedad, de los roles y de tus vidas; la anterior, que te sostuvo y la tuya.
¿Fluir? En insistir.
Prueba, arriesga, salta, llora.
Cansa a tus ojos y a tu garanta. A tu preciosa mente.
Explota tus ideas, compártelas por todo tú: él, ella, elle.
Increíble.
Increíble es volar sin hacerlo.
Y hacerlo sin volar.
Eso sí debería ser increíble.
Déjalo.
Déjalo de una vez.
El intentar no volar con todos tus océanos y los mundos a las espaldas.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
Y quiere.
Ama.
Da, deja pasar.
Deja que los planetas te ayuden a solucionar todo tu sistema. Solar y lunar.
¿Dónde? Desde la primera señal de vida.
¿Y cuándo? Ya.
¿Y por qué no? ¿Y por que? Por tu ser impaciente.
Lo sabe todo y a la vez no sabe nada.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
Lo sabe todo para bloquearte, para disuadirte, seducirte, para saber romperte, y para hacerte creer que estás engrajenado de la manera en la que mereces estarlo.
Para saciarte, correrte.
No sabe de amor. No sabe nada sobre los otros planetas, no sabe volar sin estarlo.
No sabe absolutamente nada sobre luchar, rendirte, o ganar.
No sabe nada sobre tus primeras primaveras, los seres que viven allí, sobre tus inmensos océanos y tus lagunas, tus tierras.
Y sobre todo, no sabe cómo crear una nueva galaxia y compartir los seres que hacen vivir y revivir las cosas.
Tu luna, tu sol.
Él, ella, elle.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
No lo sabes todavía, no sabes las veces y las posibilidades que tienes de llegar a tus ceros: superarlos, coleccionarlos, ganarlos.
Y duele.
Odia.
Ódialo todo y hazlo explotar.
No puedes, y puedes.
¿Destruir todo lo construido? Aún no sabes qué es mentira.
Inunda tu mundo, tu esencia, el espacio y la galaxia entera.
No olvides, por favor, tus lagunas tienen que irse.
Comparte tu sistema.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
Separa cada continente, desmígalo, analízalo, procesa todos tus individuos y todas tus zonas de selva, diluvios, desiertos, zonas árticas y primaveras todo el año.
No separes tu esencia, no la destruyas, sólo transfórmala en otro universo que puedes, y sabes.
Y sabes que en el núcleo todo está ardiendo, y no haces nada para calmarlo.
Une tu piel y la lava.
Sé ellx. Tú, y nada más.
Tu ser impaciente estará allí, para susurrarte al oído, o llegar en forma de esteroide.
Tan sólo cógelo cuando sientas todo, cuando seas todo.
No quiero, no quiero que no te quieras.
Por favor, hazlo.
Aunque cueste, aunque duela.